Un
grupo de profesores de diferentes áreas, como la lingüística o las ciencias, han disfrutado de una beca del
programa Erasmus+, modalidad KA1, durante una semana en el instituto de
enseñanza secundaria IX Liceum Ogólnokształcące im. C.K. Norwida en
Czestochowa, Polonia, del 7 al 11 de septiembre de 2015. Se trata de un proyecto
enmarcado en el Programa Erasmus +, cuyo objetivo es conocer la metodología y organización
del sistema educativo, la mejora de la competencia lingüística, así como la
ampliación de nuestras relaciones con los miembros del instituto anfitrión. En
esta ocasión, estos profesores han tenido la oportunidad de desempeñar el papel
de alumn@ y no de profesor, asistiendo a dicho instituto, como observadores de
la tarea de varios compañeros polacos mientras imparten sus clases.
Todo
comienza con una calurosa bienvenida de los profesores y del director del
centro, seguida de un tour por el colegio, durante el cual pudimos observar el
gran número de alumnos brillantes que han pasado por sus aulas (destacar que es
uno de los mejores centros de Polonia donde asisten alumnos de distintas zonas
del país) con sus pasillos decorados con numerosos cuadros de los mismos,
alumnos destacados en ciencias, letras, deporte, etc. Visitamos los gimnasios,
el antiguo y el nuevo, un excelente pabellón donde podían dar varias clases a
la vez, laboratorio, biblioteca y sala de consulta, hasta una cafetería donde
los alumnos pueden comprar su merienda, estando todos los espacios
perfectamente equipados, así como un sótano donde tenían varias salas y pasillos
con taquillas de uso exclusivo para los alumnos.
Los
profesores y profesoras participantes pudieron asistir a clases de sus
respectivas materias e incluso de otras, como Matemáticas aplicadas a las
ciencias o Educación para la seguridad, una asignatura que nos pareció, no solo curiosa, sino también práctica y útil, ya que los alumnos aprenden primeros auxilios.
Todos
nos percatamos de las sustanciales diferencias en el sistema educativo, como los espacios de enseñanza, agrupaciones
de alumnos, nivel educativo, actitud y comportamiento del alumnado, etc.
Respecto
al Bachillerato, en Polonia se cursa en tres años, no en dos como en España, y donde
los alumnos tienen una preparación muy alta. Al finalizar, realizan un examen
denominado ‘Matura’ previo a la Universidad. Quizás por una parte sea mejor, ya
que los alumnos llegan a la Universidad con un mayor grado de madurez y muchas
veces es precisamente eso lo que les falta a algunos de ellos.
Cada
profesor tiene su propia clase, son los alumnos los que se trasladan de una
clase a otra. Entre clase y clase hay un descanso de 5 minutos, lo cual mejora
la concentración y los alumnos están más relajados. Las clases son de 45
minutos y en ocasiones tienen 2 clases de 45 minutos de una misma asignatura,
siendo sin duda más efectivo que una clase de 55 minutos donde los alumnos en
ocasiones se cansan y pierden el hilo.
Durante
toda la mañana disfrutan de dos recreos y suelen permanecer en los pasillos,
dejándolos impolutos en cuanto suena el timbre. Nos sorprendió
gratamente el escaso nivel de ruido de las aulas, todos trabajan en silencio
sin que el profesor tenga que intervenir, e incluso el profesor no tiene que
dar un tiempo determinado para completar una tarea, todos son muy responsables
y tienen muy claro su rol en la clase.
Los
grupos son reducidos, había clases de apenas 10-15 alumnos, lo cual mejora en
gran medida el aprendizaje de idiomas. Además, los agrupamientos se realizan
según los distintos niveles del MCER y los alumnos pueden pasar de nivel en
cualquier momento haciendo un examen previo. El nivel era muy elevado en todos
los grupos que visitamos.
En
cuanto a metodología, hemos observado profesores que utilizan el método
tradicional, donde los alumnos apenas interactúan con ellos, mientras en otros
casos los alumnos sí participan e interactúan con el profesor. En otras
ocasiones, el profesor aplicaba la enseñanza de una materia asemejándola en la
medida de lo posible a la vida real para que los alumnos pudieran razonar de
manera más sencilla.
Asimismo,
hemos de resaltar la profesionalidad y alto nivel de todo el profesorado, que
en todo momento nos brindó la oportunidad de aprender e intercambiar ideas
sobre el sistema educativo polaco y el español.
Para
finalizar, destacar que la experiencia y la visión general subyacente nos ha
llevado a la conclusión de que aún tenemos muchos puntos por mejorar en nuestro
sistema y como no, muchas cosas que aprender. Son sin duda las experiencias de
este tipo, las que nos ayudan a detectar y a corregir nuestros fallos, gracias
a la puesta en común con otro modelo de enseñanza.
De
esta forma, conseguiremos mejorar aquellos aspectos de nuestro modelo educativo
que aún están en proceso de desarrollo, así como a depurar otros ya
consolidados, lo que nos ayudará a seguir trabajando en la complicada búsqueda de
una educación óptima para todo nuestro alumnado.
Belén
Zamora Leal
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